viernes, 13 de febrero de 2009



Pensamiento circular

Por: Rodrigo Arce Rojas (*)


La toma de decisiones es un aspecto muy importante en la gerencia a todo nivel. Sea que estemos hablando de gestión de empresas o de gestión cotidiana en la vida personal, familiar o comunitaria necesitamos tomar decisiones pertinentes.

Con frecuencia la toma de decisiones se ve influida por nuestros paradigmas, percepciones y por nuestro lenguaje. A veces tomamos decisiones por lo que creemos que es pero también por lo que queremos que sea. Nuestro lenguaje representa mucho más que la historia sino también que construye destino. Finalmente somos lo que hablamos.

Con relación al lenguaje hay que tener presente que las palabras no siempre son categorías que necesariamente se cierran en categorías impermeables, diríase más bien que es frecuente que las palabras se comporten como un foco de luz donde puedes reconocer un núcleo luminoso y una zona de luminosidad que se va difuminando en el espacio. De manera similar las palabras tienen gradaciones de significado que hacen posible que haya traslapes de significado con otras palabras.

Por ejemplo la palabra DAR según el Diccionario de Sinónimos, Antónimos e ideas afines presenta los siguientes equivalentes: entregar, donar, ceder, adjudicar, regalar, otorgar; prestar, facilitar, allegar, proporcionar; conferir, conceder, abastecer, suministrar, aprovisionar, proveer, surtir; traspasar, endilgar, endosar, transferir, transmitir; aplicar, infligir, propinar, imponer, administrar, asestar, repartir, distribuir. Como sabemos las familias de palabras están separadas por puntos y comas. De esta lista podemos inferir las siguientes conclusiones:

* Existe una gradación del significado principal
* Más que reconocer una cadena de significados lo que vemos es una trama de significados. Las variantes de los significados van a depender del contexto en el que se empleen.

Precisamente quería resaltar esta última conclusión porque es uno de los fundamentos del pensamiento circular que como podemos apreciar va más allá del pensamiento lineal.

Una de las razones del pensamiento lineal y polarizante es que la mente trabaja en base a modelos y paradigmas. Por economía del pensamiento la mente prefiere tener modelos fijos para no estar procesando permanentemente frente a cada nueva situación. Nosotros, a fuerza de recibir o repetir ideas terminamos por incorporarlo a nuestros modelos mentales con los cuales el cerebro actúa. De ahí la importancia de la cultura, las comunicaciones y las palabras para formar esquemas de pensamiento.

Para entender las implicancias del pensamiento polarizante vamos a analizar dos tipos de pensamiento extremos: el pensamiento positivo u optimista y el pensamiento negativo o pesimista.

Pensamiento positivo
Alcances
Moviliza para la acción
Es convocante
Ve los problemas como retos y oportunidades
Ayuda a “volar alto”
Limitaciones
Puede subestimar factores críticos
Puede ser irrealista
Puede ser funcional al status quo
Puede hacerse de la vista gorda

Pensamiento negativo
Alcances
Ofrece dosis de realismo
Ayuda a sopesar el costo beneficio de una acción
Ayuda a “pisar tierra”
Limitaciones
Puede ser paralizante
Puede generar rechazo
Puede sobrevalorar o subestimar los factores en juego
Elaboración propia

Aún cuando la mayoría de escuelas de motivación recomiendan tener pensamiento positivo vemos que en algunas ocasiones también puede provocar distorsiones. Por ejemplo, en una discusión, bajo estas perspectivas, podríamos decir: “Bueno, aquí no importa si es que ha habido corrupción, lo que interesa es que veamos y trabajemos juntos por una gestión más efectiva de nuestra institución”. Vemos entonces que en algunas ocasiones el pensamiento positivo puede ser funcional al status quo que en ocasiones desea hacer cambios para que nada cambie. Apreciamos también que el pensamiento llamado negativo tiene un rol que cumplir en otorgar una adecuada dosis de realismo. De ahí que algunas técnicas de trabajo en grupos recomienden “sembrar” a propósito personas “asesinas de ideas” precisamente para salvaguardar la consistencia de la toma de decisiones a nivel de grupo.

Ahora bien, esta forma de abordar la situación podría derivar a escoger posiciones intermedias, eclécticas, sincréticas o conciliadoras. Pero estas posiciones también tienen sus bemoles por cuanto si bien es cierto puede aprovechar lo mejor de cada posición, también es posible que por tratar de contentar a todo el mundo, lo cual no siempre es posible, adopte una posición muy cómoda, aséptica, lo que al final contribuye a mantener el status quo, lo que no abona a la gestión de un proceso de cambio sobre la base de una comunicación asertiva.

Existe una ilustración al respecto. La cabeza de un hombre fue introducida en un horno y sus pies en una congeladora. El resultado fue que la temperatura media medida en su parte abdominal indicaba buena condición térmica.

La conclusión de este análisis es que ni el pensamiento polarizante ni el pensamiento ecléctico logran dar respuesta a todas las situaciones. Precisamente estas tensiones nos recuperan otra vez la imagen del pensamiento circular. Hay expresiones populares que recogen muy bien esta contradicción. Por ejemplo cuando se invita a “llamar al pan pan, al vino vino” o cuando se dice que tal persona no es “ni chicha ni limonada”

Hagamos el análisis de un pensamiento polarizante: “Estás conmigo, o estás en mi contra”. Las implicancias son:

* Demanda una posición única en la que no hay lugar a matices o puntos intermedios
* Es una posición que desempodera al interlocutor pues no deja margen para la discusión y menos para escuchar al otro
* Es una posición ganar-perder donde no importa la posición del interlocutor

Quiere decir entonces que no se trata de llevar todo a una posición polarizante o a una posición ecléctica. Implica reconocer la necesidad de saber convivir con la ambigüedad y la incertidumbre que son aspectos propios del pensamiento circular. Entonces para tomar buenas decisiones habría que hacer un balance objetivo de ambas posiciones, no quedarse únicamente en la pretensión de ganar sino de tratar de entender antes que ser entendido.

De ahí la necesidad de eliminar de plano la premisa “yo tengo razón” pues cada actor tiene sus propias razones. La capacidad de escucha y de respeto se convierte entonces en una condición básica para tomar decisiones. Aquí más que mi propia razón lo que se trata es de buscar los principios y fundamentos más sensatos que nos iluminen para orientar el sentido de nuestras decisiones. Cada situación en la que hay que tomar decisiones debe ser una oportunidad para aprender, para crecer y para movilizarse hacia la acción conjunta.

El pensamiento circular por tanto recupera la lógica del pensamiento sistemático y del pensamiento radiante. Trata de superar la lógica del pensamiento lineal o del pensamiento cuadrado. Esto está más acorde con el funcionamiento del cerebro que combina la lógica, con la espontaneidad, la creatividad y la intuición. Obedece a recoger la síntesis mágica del cerebro en sus dos hemisferios. Pero también porque existe la necesidad de un diálogo más generativo, de promover procesos de consenso democrático, de tomar mejores decisiones para una gestión más efectiva.

(*) Ing. Forestal
rarcerojas@yahoo.es

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