jueves, 5 de marzo de 2009

Fortalecimiento de capacidades y cambio climático

Por: Rodrigo Arce (*)


El cambio climático nos invita a revisar todos los campos de nuestro accionar institucional y personal desde la perspectiva de esta realidad incuestionable. Uno de estos campos se refiere al tema del fortalecimiento de capacidades.

Cuando hablamos de fortalecimiento de capacidades hay un reconocimiento explícito que existen capacidades respecto a la mitigación y adaptación al cambio climático y lo que hace falta es complementarlo, afinarlo y hacerlo más efectivo para cumplir con el objetivo fundamental de estabilizar las emisiones de gases de efecto invernadero producto de las actividades antrópicas para salvaguardar el buen vivir no sólo de las poblaciones humanas sino de todas las manifestaciones de vida. Esta es una primera constatación muy importante, porque implica procesar, reprocesar lo que tradicionalmente hemos venido implementando bajo los gruesos títulos de desarrollo sostenible, desarrollo rural o desarrollo humano.

La impresión inmediata que nos podría sugerir el tema de fortalecimiento de capacidades en torno al cambio climático es que existen unos que fortalecen y otros son fortalecidos, unos que son sujetos de fortalecimiento y otros que son objeto de fortalecimiento. Planteo revisar esta perspectiva por que nos podría hacer pensar que existe un grupo o existen especialistas que tienen la información y el conocimiento sobre el tema y otro grupo que “no conoce”. Desde el momento en que todos los humanos estamos asentados y nos sustentamos en la naturaleza, sea en la ciudad o en el medio rural, el cambio climático es algo que tiene que ver con todas y todos; aunque claro, se reconoce que hay una gradación en la interrelación con la naturaleza. En las ciudades el cemento nos aleja de la naturaleza, pero igual respiramos, nos alimentamos de productos que se generan en el medio rural y tomamos agua que se originan en las montañas.

También podríamos polarizar hablando de que unos tienen conocimientos y otros la experiencia, o generar una dualidad entre pensamiento abstracto y pensamiento concreto. Considero que sólo es un tema de terminología porque de repente en la ciudad hablamos de conocimientos y en el medio rural podríamos hablar de saberes. En la ciudad podríamos hablar de instrumental meteorológico y de indicadores mientras que en el campo podríamos hablar de señas. De todo esto se desprende la necesidad de tener un enfoque de interculturalidad en el fortalecimiento de capacidades.

Pero no sólo se trata de dividir entre poblaciones rurales y urbanas porque hay todo tipo de variantes (por ejemplo poblaciones rurales-urbanas). Esta realidad de pluralidad de conocimientos y sentimientos también se da dentro de nuestras propias organizaciones. Tampoco es cuestión de dividir el mundo entre autoridades y sociedad civil porque en este tema el fortalecimiento de capacidades es más bien un proceso horizontal interactivo.

Hemos introducido a propósito el término “sentimientos” porque hay que reconocer claramente que el fortalecimiento de capacidades no se refiere únicamente a conocimientos. El concepto de fortalecimiento de capacidades también apela a paradigmas, sentimientos, acciones y discurso. Es decir no sólo qué tanto se conoce sobre el cambio climático, sino en qué medida se ha interiorizado en tu mente, en tu corazón y tu espíritu que te permita traducir la preocupación o las propuestas en acciones concretas a favor de la estabilidad climática del planeta.

Por tanto, no existe un fortalecimiento de capacidades por sí mismo, sino un proceso que se inscribe en un paradigma, en una cosmovisión, en una forma de concebir la vida total en el cosmos. De ello resultan planteamientos de fortalecimiento de capacidades que no revisen las razones profundas que han generado esta situación, por lo que las soluciones siempre serán superficiales. O un planteamiento de fortalecimiento de capacidades que te invite a pensar, repensar, cuestionar, revisar los estilos de vida y de consumo que han generado esta situación. Bajo esta perspectiva el tema de cambio climático no sería un tema estrictamente técnico, o político sino un tema ético, un análisis profundo sobre las características del modelo de civilización que nos hemos creado, que nos obligan a aceptar o que queremos adoptar.

Aunque son importantes los medios de fortalecimiento de capacidades basados en educación y formación tales como maestrías, doctorados, postdoctorados, diplomados, cursos, seminarios, charlas y es algo que hay seguir haciendo cada vez con más frecuencia e intensidad, es importante que incorporemos otras dimensiones como organizaciones que aprenden o ciudadanos que se declaran en formación permanente. En el campo también es importante recrear o fortalecer medios de diálogo comunal que permitan reflexionar sobre las interacciones con el clima. El fortalecimiento de capacidades en cotidianeidad es algo que debería recibir mayor atención de la que hasta ahora ha recibido pues implica hacer de la vida misma espacio y oportunidad para el aprendizaje permanente y motivación para la acción transformadora.

En este propósito es importante el papel que desempeñan las universidades y centros de investigación o el papel estratégico que cumplen los medios masivos de comunicación social. No obstante, también es importante incorporar un enfoque de gestión cultural que permita poner en valor los conocimientos, saberes, señas, valores y motivación de las personas.

El fortalecimiento de capacidades para la mitigación y adaptación al cambio climático no puede basarse en el pesimismo, catastrofismo o victimización. No estamos hablando de un distorsionado optimismo tecnológico sino a los derechos fundamentales de las personas de convivir con un ambiente sano que permita el máximo de despliegue de capacidades, facultades y potencialidades de las personas. Este es el reto que afronta el fortalecimiento de capacidades en torno al cambio climático.

(*) Ingeniero Forestal. rarcerojas@yahoo.es

No hay comentarios: