lunes, 11 de mayo de 2009

Puno, de espaldas a la selva y de cara al altiplano
Aldo Santos
(Articulo en "Noticias SER" el 06/05/2009)

Placida Mamani viajaba sujetada a la espalda de su marido, llevaban siete horas trasladándose así, abriéndose paso a través de la densa vegetación que cubre el sector de Miraflores, “ubicado en la margen izquierda del río Lanza”, como indica Alejandro Luque, Teniente auxiliar del sector de Urubamba. Carga pesada para el marido de doña Placida que llevaba consigo no sólo a la esposa, sino al niño que ella traía en el vientre.

Ocho horas de camino que terminaron con la muerte de doña Placida y su hijo, ocho horas que separan a Alto Miraflores de la única carretera que los une a Curva Alegre, capital del Centro Poblado erigido el 25 de abril último. En Alto Miraflores, San Lorenzo Palmerani, San Román y Centro Miraflores viven aproximadamente 1600 familias dedicadas a la siembra y cosecha de café orgánico bajo sombra.

El río Lanza, afluente del río Tambopata, divide al Perú de Bolivia y quienes viven en la margen izquierda realizan cuatro viajes para que el café que producen llegue a mercados internacionales como el europeo y norteamericano. El quintal de café que llega a costar 300 soles es el único medio de subsistencia que tienen los puneños habitantes de este extremo de la región, ubicado en el distrito de San Pedro de Putina Punco, provincia de Sandia.

La producción cafetalera
Cada productor, asociado en cooperativas cafetaleras, produce entre 25 y 30 quintales de café anualmente, lo que representa ingresos por encima de 7,500 soles anuales por familia, sin embargo, dadas las condiciones de aislamiento en las que viven, la precariedad de las vías de comunicación y el sacrificio que demanda llevar el café del Tambopata hacia otros mercados; dichos ingresos difícilmente pueden aliviar las condiciones de pobreza en las que viven los andinos colonizadores de la selva puneña.

Para Gabino Quispe, cooperativista de la Cooperativa Charuyo, los cuatro viajes, con transbordos incluidos, no justifican los ingresos que obtienen por la venta del café que producen. Victor Tintaya, Teniente Gobernador de San Lorenzo, narra la pesada ruta de su único producto para exportación: “Tenemos que sacar el producto en mulas, cargado en el hombro, caminando bastantes horas”.

Curiosamente en el valle del río Tambopata se produce uno de los mejores cafés del mundo, esfuerzo que ha sido reconocido en los concursos de cafés de calidad realizados por la Junta Nacional del Café del Perú, premiándolos como productores del mejor café del país, por dos años consecutivos, logros que no han sido tomados en cuenta ni por las autoridades regionales, mucho menos por el gobierno nacional que deberían generar mejores condiciones para estos productores que siguen cosechando café y éxitos para el país en los difíciles mercados internacionales desplazando incluso al café colombiano.

Puno es altiplano, pero es selva también, selva alta y baja que va desde los 600 a los 2,000 m.s.n.m. en San Pedro de Putina Punco, San Juan del Oro y Yanahuaya, distritos que atraviesan el río Tambopata, el mismo que llega al Parque Nacional Bahuaja Sonene, hogar de miles de especies de flora y fauna y cuya conservación depende, en gran medida, de los pobladores que viven en la cuenca.

Bahuaja Sonene amenazado
Otra condición previa para al mejoramiento constante o el asfaltado de las vías de comunicación de esta zona, debería ser el compromiso del Estado y los habitantes de la cuenca de preservar el Parque Nacional Bahuaja Sonene que actualmente es objeto de la codicia de mineros informales y cocaleros que han invadido el área natural protegida impunemente. Nueve guardaparques, sin gasolina y sin viáticos, para más de 1 091 416 hectáreas es la importancia que le da el Estado a esta área protegida.

Más de un millón de hectáreas, cuyo aporte ha sido fundamental para que la cooperación internacional y ambientalistas hayan orientado esfuerzos y recursos que han contribuido significativamente a la producción cafetalera en la zona de amortiguamiento del Parque; aporte poco relevante para las autoridades nacionales y regionales que, en complicidad con mineros informales y cocaleros, están dejando que el área sea depredada.

La hoja y sus cocaleros
Pero la cuenca del Alto Tambopata no sólo es el espacio ideal para la producción de café orgánico bajo sombra, es también el lugar de emergencia de economías ilícitas, como la producción de la hoja de coca, lo que ha distorsionado el tejido social, generando desconfianza y el hablar a media voz, casi a escondidas, sobre las pozas de maceración de pasta básica de cocaína que existen en el valle, las que emplean a jóvenes, muchos menores de edad.

El acelerado crecimiento económico y la existencia de lujosas camionetas en un lugar tan remoto como San Pedro de Putina Punco, no parece ser solamente fruto del éxito comercial cafetalero, es evidente que existe otro componente que compite en condiciones desiguales con la producción cafetalera. La hoja de coca.

Un sembrío de hoja de coca produce entre tres y cuatro cosechas anuales, los precios fluctúan entre 120 y 150 soles por arroba, el comprador acude directamente a la chacra del productor y no demanda los cuidados que demanda la cosecha del café. En términos estrictamente económicos, el costo de producción es abismalmente inferíor al beneficio obtenido por la producción cafetalera.

De cara a la selva
De pie sobre el puente peatonal “Nueva Esperanza”, la única vía que une a Curva Alegre con el sector de Miraflores, sus dirigentes piden “que se construya un puente para que pasen carros y sacar el café”. Pero no se trata sólo de puentes o infraestructura, se trata de que la infraestructura venga acompañada de un proyecto de desarrollo mirando el largo plazo. En Challouma, existe una planta procesadora de cítricos, inaugurada y reinaugurada por los dos presidentes regionales últimos, planta que jamás estuvo operativa por la inexistencia de un transformador de energía trifásico que costaría 6,000 soles solamente.

Mejorar las vías de comunicación y poner en funcionamiento la planta procesadora de cítricos, debe venir acompañada de programas para la rehabilitación de las tierras degradadas y la promoción de mejoras en la gestión ambiental en la cuenca que actualmente enfrenta seríos problemas de contaminación ambiental por el crecimiento no planificado de los centros urbanos.

Los problemas de la selva se originan en el ande, pero la selva tiene problemas concretos que deben ser solucionados, no se puede seguir pensando y entendiendo Puno como región, mutilando y negando a la selva puneña como elemento importante del desarrollo regional, no sólo como “despensa del altiplano”, visión maniquea que ha reducido a la Amazonía a ser un lugar de paso y para la explotación de recursos, sino como hogar de puneños y puneñas que, con una mayor atención estatal, podrían mejorar significativamente sus posibilidades de desarrollo.

Nota:
Gran parte de la información que comparto, la he recogido del “Diagnóstico Socioeconómico de la cuenca del Alto Tambopata”, elaborado por el Centro para la Sostenibilidad Ambiental de la Universidad Peruana Cayetano Heredia y la Asociación SER en el marco del proyecto “Conservación de Cabeceras Amazónicas”.
www.ser.org.pe/index.php?option=com_content&task=view&id=870&Itemid=130

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