jueves, 9 de julio de 2009

Es que no me entienden…

Rodrigo Arce Rojas(*)



Oh Maestro, haced que yo no busque tanto:A ser consolado, sino a consolar.A ser comprendido, sino a comprender.
Francisco de Asís

Si en el ejercicio del liderazgo explico los desencuentros con los seguidores como un problema de comunicación entonces estoy asumiendo las siguientes premisas:
  • No me entienden
  • No me comprenden

Consecuentemente mis reacciones inmediatas irán por reconocer que lo que falta es que me entiendan y comprendan la magnitud de mis grandes visiones que cómo líder me corresponde avizorar. Por lo tanto mis soluciones pasarán por:
  • Realizar campañas comunicacionales para que mis seguidores comprendan la conveniencia de mis propuestas (aunque tenga que invertir recursos económicos en ello).
  • Realizar campañas de concienciación para que mis seguidores entiendan los fundamentos y la validez de mis propuestas

Hasta ahí pareciera que todo es normal, sin embargo, hagamos un análisis más profundo de estas actitudes. Veamos las intenciones con las cuales se hacen las afirmaciones:

  • No me entienden (o no me comprenden)… porque no sé explicarme
  • No me entienden (o no me comprenden)… porque (ellos y ellas) no tienen la suficiente capacidad de entendimiento (o comprensión)

En el primer caso asumo la responsabilidad de mis limitadas competencias argumentativas. En el segundo caso traslado en los otros la responsabilidad de la incomunicación. Consecuentemente es culpa de ellos y ellas las razones de la incomprensión. Como les falta información entonces mi deber es transmitirles la información para que entiendan o comprendan. La lógica que estoy usando en este caso es que el entendimiento es directamente proporcional a la información que les alcance.

Pero el problema de fondo no tiene que ver con mis competencias argumentativas o las incompetencias de los seguidores, el problema de fondo tiene que ver en la forma cómo se construyen las propuestas.

Si yo asumo, que como líder, como directivo o dirigente siempre tengo la razón, siempre sé que es lo que más le conviene a los seguidores, que me asiste el poder de la experiencia, el poder de la autoridad, el poder de las buenas intenciones, el poder de la modernidad que mi discurso implica, o el poder de la fuerza entonces los que están mal son los otros, yo estoy bien. Los que tienen que cambiar son los otros, no yo, que sé qué es lo quiero y sé qué es lo que le conviene a los seguidores.

Entonces la lógica cambia porque el tema no es que no me entiendan sino qué tanto estoy entendiendo yo, no es que no me comprendan sino qué tanto estoy comprendiendo yo. En el primer acercamiento lógico (no me entienden, no me comprenden) asistimos a un proceso egocéntrico pues yo soy el que tengo la razón. En el segundo acercamiento lógico (entender primero la perspectiva del otro) el enfoque es dialógico, de construcción conjunta, de respeto, de considerar las cosmovisiones, significados, valores, símbolos y sentidos, para tratar de encontrar juntos el camino sensato. Esta perspectiva comunicacional como un proceso bidireccional es un proceso inclusivo.


“Procure primero comprender y después ser comprendido” (Quinto hábito).
Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva. Stephen Covey. 1997. Paidós, Barcelona.


No es por tanto primero actúo, luego informo, convenzo y legitimo sino que la información, proceso legítimo desde cualquiera de las partes, se ubique en el momento más adecuado y en el formato más pertinente. No es lo mismo informar a los seguidores durante el proceso de construcción de la propuesta para tener mejores luces para tomar decisiones adecuadas que informar sobre algo que ya está hecho y lo que se busca sólo es cumplir con un requisito administrativo o tener argumentos para mencionar que ha sido un proceso participativo.

Del análisis se desprende que un proceso genuino y respetuoso de comunicación es respetuoso, bidireccional y donde los roles de emisores y enunciatarios (receptores) son intercambiables. Es clave reconocer también que en todo proceso comunicacional respetuoso se busca armonizar los paradigmas, creencias, valores, pensamientos, actitudes y discursos. De ahí que estemos hablando del diálogo como proceso central de la comunicación. No nos estamos reduciendo a información.

Pero también porque un proceso democrático de comunicación se inscribe en una propuesta de gobernabilidad donde existe responsabilidad compartida en la gestión del desarrollo sostenible. Dentro de un modelo de democracia representativa complementada con elementos de democracia participativa la comunicación respetuosa es fundamental y el diálogo como proceso de encuentro e interaprendizaje se convierte en un elemento fundamental de democracia.

(*) Ingeniero Forestal. rarcerojas@yahoo.es
Cel. 998761315

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