viernes, 6 de noviembre de 2009

Los bosques desaparecen…
Por: Carlos Alarcón S. (*)


Hace dos décadas atrás Humberto recuerda que sólo cogía su arco y flecha y se internaba en la selva agreste con la confianza de encontrar un animal para la comida de ese día.

Ahora todo es distinto, nos cuenta con voz vaga y mirada nostálgica como queriendo sumergirse en aquellos tiempos donde abundaba el pescado, los animales y las aguas de los ríos eran puros; donde nó existía ruidos estridentes y alboroto de las aves producto de las moto sierras que talan con suma ambición los árboles del bosque.

La realidad es otra en la actualidad; la contaminación sonora en los bosques es tomado como una intrusión brusca para la naturaleza que a pesar de su actitud salvaje contiene una armonía poco entendida por el intruso. Estos ruidos espantan a los indígenas, quienes debido a la invasión mestiza con hambre insuperable de riqueza camuflada bajo el término de “Desarrollo” han puesto sus ojos en la madera talando los árboles con desesperada ambición, si acaso en lo más remoto piensan en reponer lo talado. Algo es cierto la tala legal e ilegal deforesta los bosques y es que en antaño no existía este comercio de la madera. Pero los perjudicados son los seres vivientes sin excepción, los animales en su hábitat depredado se van extinguiendo; los humanos en la búsqueda de “Desarrollo” se están autodestruyendo y con ello al planeta que está ardiendo por el calentamiento global.

Con la llegada de los mestizos también arribaron enfermedades antes desconocidas para los nativos, como las enfermedades sexuales que están azotando las Comunidades Nativas; “los madereros han traído pobreza y enfermedades mortales a nuestros pueblos” menciona angustiado Enrique quién tiene un hijo infectado con el VIH viviente de la zona del bajo Ucayali.

Por otro lado Daniel Marzano actual presidente de la Organización Indígena Regional muy preocupado advierte que en breve es muy probable que las enfermedades sexuales diezmen la población indígena por la desinformación de sus paisanos; “existen 119 comunidades nativas en la provincia de Atalaya, el 70% desconoce sobre este problema que puede extinguir a los hijos de la selva”; “Un problema conlleva a otro, primero fue el caucho, luego la caoba y demás árboles maderables que han despertado una ambición desmedida en el foráneo, su llegada a nuestros bosques vírgenes han traído muchos problemas”, “esperábamos el amparo de nuestro gobierno con sus leyes, pero que podemos esperar luego de la frase vertida por nuestro primer gobernante “Somos como el perro del Hortelano”, “las leyes elaboradas en un escritorio solo son una puerta abierta para la destrucción de nuestra selva despojando al indígena de su hábitat y lo peor tienen que salir a las ciudades para integrar el grueso número de personas con extrema pobreza”.


(*) Periodista ambiental, Miembro del Foro Ecológico de Atalaya, Ucayali, celular: 061 961 731057

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