jueves, 15 de marzo de 2012

¿Agua o minería?

Por: Gustavo Valcárcel Carnero (*)

¿Así se debe plantear la disyuntiva para salvaguardar el ambiente y continuar con la explotación de los recursos que nos da la madre naturaleza bajo tierra?

¡Es un craso error!

No podemos vivir sin agua, eso está más claro que la propia agua; pero sí podríamos vivir sin minería. ¿Pero a qué costo? Sin ingresos fiscales en el orden del 25%, sin el canon, ni las regalías que se llevan los Gobiernos Regionales donde hay yacimientos mineros. La falta de estos recursos económicos no nos impide existir, pero la calidad de vida decaería enormemente. ¡Hay Presidentes Regionales que se lamentan no tener recursos mineros en su territorio!, pues no reciben los ingresos adicionales del cual se benefician los que tienen y se lamentan de tenerlos. ¡Vaya!, insatisfacciones del hombre.

Entonces, ¿es correcto plantear así la disyuntiva?: ¿Agua o minería? Desde nuestro modesto punto de vista, ¡NO! Menos aún, considerando que el Perú es un país privilegiadamente minero.

La pregunta que se debe establecer en el escenario del conflicto actual es: ¿Bajo qué condiciones se puede explotar un yacimiento minero? Y no ser tan tajantes cavando zanja al decir: ¡“Agua sí, minería no”! Ambos pueden coexistir, como sucede en Canadá, EEUU, Australia y otros países.

El tema de la discusión habría de centrarla en las condiciones que se deben proponer a la empresa que desee explotar un determinado yacimiento minero o petrolero. Vale decir, cómo deben eliminarse las aguas usadas en los diversos procesos, qué calidad debe cumplir, dónde se deben disponer, qué beneficios económicos recibirán las comunidades que podrían ser afectadas, etc. Hay tantas condicionantes que sobre ellas se debe abocar la discusión en las mesas de negociaciones.

Parafraseando a mi amigo Hugo Cabieses, yo digo a la inversa que él: El buen comer se inicia teniendo recursos económicos para alimentarse bien.

(*) Master of Science in Chemistry 

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