Escribe: José Álvarez Alonso (*)
Es increíble. Cada pocos años la misma cantaleta:
llegan las previsibles inundaciones amazónicas (excepcionales cada 8 ó 9 años,
según expertos), y a declarar emergencia y a tratar de remediar a última hora
el sufrimiento de la gente, regalando cantoneras y listones, y buscando plazas
y locales públicos para acomodar a los damnificados. Bien comentaba en su
programa la respetada periodista Carolina Arredondo que esto parece planificado
por algunos políticos para ganarse alguito a río revuelto: “Bienvenidas
inundaciones, porque con ellas viene la emergencia y la compra directa y a
precios sobrevaluados de materiales, víveres y medicinas, y su reparto generoso
a las familias damnificadas con foto incluida.”
Que la gente campesina e indígena se asiente en las
riberas inundables de los ríos es comprensible: aquí se localizan los suelos
más fértiles de la región, y aquí están comunicados y tienen a mano el agua y
los valiosos recursos pesqueros. Cuando se producen inundaciones excepcionales
estos ciudadanos deben ser atendidos. Pero no es el caso de la ciudad: luego de
décadas de presenciar el ciclo de las inundaciones, es un crimen de lesa
humanidad que se siga permitiendo que proliferen los asentamientos humanos en
zonas inundables alrededor de Iquitos. Se dice que son más de 100,000 las
personas afectadas. Esto tiene culpables, y no son sólo ellos (“quién p. les
mandó a venir a vivir aquí”, me comentaron que vomitó insultante un alto
funcionario municipal a las pobres familias de un barrio inundado). Los reales
culpables, según el arquitecto Tito Ríos, son las sucesivas autoridades que han
desertado de cumplir sus funciones de administrar la ciudad y velar por el
bienestar de los ciudadanos.
Según afirma don Tito Ríos, desde los años 70 Iquitos
cuenta con un “Plan Regulador del Crecimiento Urbano de la Ciudad de Iquitos”.
Para diseñarlo vinieron a la ciudad los mejores urbanistas del Perú. Este plan
contaba con toda una propuesta de crecimiento urbano ordenado, incluyendo
zonificación, amplias calles y avenidas, y extensas áreas verdes y otros
espacios públicos. Es obvio que este ambicioso y visionario plan nunca fue
implementado, se encarpetó, y no se respetó ni lo más elemental de la
zonificación: la ciudad creció como un cáncer, de forma desordenada y caótica,
todos los terrenos de uso público y muchos privados fueron invadidos, y los
invasores fueron titulados por sucesivos alcaldes corruptos buscando votos, una
vergüenza.
Por enésima vez se ha declarado en emergencia la
Región Loreto. No cabe otra, ahora que miles de familias, incluyendo niños
inocentes, sufren con el agua putrefacta hasta la cumba, o hasta la cintura. El
Estado debe velar por sus ciudadanos, y todos debemos ser solidarios con el
sufrimiento de nuestros hermanos. Pero la emergencia no sólo debe ser para
repartir carpas, víveres y medicinas. Debe buscarse una solución integral y definitiva
para los barrios asentados en zonas inundables de la ciudad. Con lo que se ha
gastado en “emergencias” en los últimos 40 años (edad del citado Plan
Regulador) se podría haber habilitado perfectamente los terrenos para acomodar
las decenas de miles de familias que habitan las zonas inundables.
Ahora no hay excusas. Desde hace dos años Iquitos
cuenta con un Plan de Desarrollo Urbano elaborado por expertos de la
Universidad de Florencia, con la colaboración de los arquitectos y otros
profesionales loretanos, que en realidad es una actualización del citado Plan
Regulador (esperemos que no sufra el mismo destino que el anterior). La
zonificación urbana es el corazón del plan, e incluye, aparte de la
recuperación del centro histórico-monumental, la habilitación y ocupación
ordenada de la zona periurbana. También incluye la habilitación del aeropuerto
antiguo y el cuartel Vargas Guerra para uso público, con espacios para
recreación, deporte, cultura y turismo. Destaca en este plan del Parque Central
Metropolitano de la ciudad de Iquitos, a ser construido en el Vargas Guerra,
que será en el futuro el centro de ocio de la ciudad, como postula el Patronato
de lquitos.
Ante la inoperancia municipal, el Gobierno Regional de
Loreto también ha estado desarrollando en los últimos años, con la colaboración
del arquitecto Ríos, un ambicioso proyecto de desarrollo urbanístico para
Iquitos, que incluye la construcción de viviendas bioclimáticas acordes con
nuestra realidad (para dejar atrás el insalubre modelo de vivienda-callejón que
domina ahora la ciudad).
El plan considera la construcción de un Nuevo Iquitos,
una ciudad satélite para 80,000 habitantes, que se construiría
gradualmente en módulos de 7 mil habitantes, con todo lo último en urbanismo,
incluyendo las citadas viviendas bioclimáticas, extensas áreas verdes y para
otros usos públicos, de acuerdo con estándares internacionales. Iquitos tiene
actualmente 0.378 metros cuadrados de áreas verdes por habitante, cuando la OM
recomienda un mínimo de 8 a 10 m²/hab. Un crimen remediable en el Nuevo Iquitos
si las autoridades municipales tuviesen la visión y las agallas de gobernar
como estadistas y no como politiqueros miopes. Este plan también considera
modelos de vivienda con crédito para varios niveles económicos, con un núcleo
básico de 36 m² y un precio de 15,000 S/. en terrenos 8 x 20 m, con posibilidad
de ampliar modularmente la vivienda básica de cocina, baño, sala comedor y
cuarto.
Este visionario plan no se llegó a concretar por la
falta de acuerdo con la autoridad municipal, responsable de la administración
de la ciudad. Esperemos que ahora sí sea posible. Y esperamos que esta
declaratoria de emergencia no sólo sirva para repartir dadivosamente efímeros
paliativos a las personas afectadas por la inundación, y se enfrente de una vez
por todas el problema, impulsando la reubicación de los barrios de zonas
inundables en un nuevo Iquitos moderno y habitable. Para ello se debe
identificar, comprar y habilitar los terrenos en zonas de altura, o
expropiarlos a justiprecio, que para eso está la ley. En vez de gastar plata en
remodelaciones de placitas y en poner efímeros cercos de madera barata a
jardincitos, debe destinarse un presupuesto suficiente para esto; con un
terreno titulado y habilitado con servicios públicos, hasta la gente más
humilde se endeudaría a 15 ó 20 años como lo hace ahora en Lima y otras
ciudades, para tener una vivienda decente. No hay mayor prioridad que ésta en
Iquitos.
Aunque nos tememos que una vez que pase la inundación
todo vuelva a la “normalidad”, y en dos o tres años tengamos un escenario
similar o peor, porque el cambio climático nos augura cada vez más y peores
inundaciones alternadas con sequías… Sólo en Iquitos guerra avisada sí mata
gente.
(*) Biólogo, Investigador del IIAP
1 comentario:
Mi estimado Pepe, esta realidad solo lo ven los que se mojan los pies y no llegan a solo bacilar y la fotito del caso. Contigo hemos andado y navegado muchas cuencas viendo la triste realidad de todas las zonas inundadas de esta ultima creciente, da pena ver a los hermanos nativos como ven una barcaza como que ahi esta llegando la ayuda que nunca llega. Roguemos que despues de esta creciente no haya malosos que engorden con el sufrimiento ajeno.
Si esto no sirve de escarmiento a todos que estarn buscando que cause el Cambio Climatico, para recien cambiar de actitud y no estar acelerando la destruccion de nuestro Medio Ambiente.
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