lunes, 12 de noviembre de 2012


HACIA UNA GOBERNANZA INCLUSIVA Y ‘POLICÉNTRICA’ DE LA BIODIVERSIDAD DEL PERÚ


Escribe José Alvarez (*)

Muchos de los recursos de la biodiversidad de uso común sufren una creciente degradación, afectando seriamente la economía y calidad de vida de las comunidades rurales cuya subsistencia depende de ellos. Se propone fortalecer, en el marco de la Estrategia Nacional de Diversidad Biológica y las estrategias regionales, modelos de auto-gobernanza comunitaria e inclusiva de los recursos de la biodiversidad de uso común, siguiendo el modelo de ‘gobernanza policéntrica’ propuesto por la Premio Nobel E. Ostrom, y de comprobado éxito en diversas experiencias en Perú y otros países.

“Nunca subestimen el poder de un pequeño grupo de personas comprometidas en cambiar el mundo. De hecho, es lo único que ha funcionado.” (Margaret Mead)

Los recursos de la biodiversidad constituyen parte del patrimonio natural de la nación, y su conservación y aprovechamiento sostenible es del mayor interés público. Hay miles de comunidades rurales y costeras, y otros grupos de usuarios, cuya economía y bienestar depende en buena medida de los recursos de la biodiversidad, incluyendo la flora y fauna silvestres, y las pesquerías. Sin embargo, estos recursos de uso común o recursos comunes (especialmente los de ‘libre acceso’ o de uso público, donde no existen derechos de propiedad claros o donde no es factible la exclusión de uso[1]) padecen en buena medida lo que se ha dado en llamar la “tragedia de los bienes comunes”, un proceso supuestamente inevitable de mal uso, sobre explotación y degradación derivado de la falta de control y de normas, y derechos claros de uso de los recursos naturales (Hardin 1968). Esta situación deriva no sólo en pérdida y degradación de los recursos de la biodiversidad, sino que afecta gravemente la economía y la seguridad alimentaria de miles de comunidades rurales y grupos de usuarios.

Muchos de los recursos de la biodiversidad que resultaron teniendo alto valor en el mercado han sido sobre explotados en el pasado reciente, produciendo “booms” o fiebres extractivas, de corta duración y efectos muy negativos para las poblaciones locales, y también para el país. La deforestación incontrolada de los bosques amazónicos y la tala ilegal de maderas finas (palo de rosa, cedro, caoba, romerillo), y el caso de las pesquerías de anchoveta en el mar peruano son ejemplos clásicos de esto. Tradicionalmente se ha promovido la intervención directa del Estado central para evitar la sobre explotación de recursos y otras externalidades. Sin embargo, los modelos de gestión estatal centralizada de los recursos de la biodiversidad, salvo honrosas excepciones, han demostrado su ineficiencia para enfrentar esta situación.

Pero la tragedia de los bienes comunes no es inevitable: existen numerosas experiencias en el Perú y el Mundo de gestión exitosa de recursos comunes, incluyendo recursos de la biodiversidad, basados en la gestión local adaptativa, como ha demostrado Elinor Ostrom, ganadora del Nobel de economía por sus estudios sobre este tema. La mayoría de los ejemplos de éxito en el manejo de recursos comunes involucra a grupos pequeños a medianos auto-organizados (generalmente comunidades locales), y a organizaciones y empresas ‘anidadas’ a diversas escalas, según modelos de ‘gobernanza policéntrica’ (Ostrom 1999; Ostrom et al. 1999; Ostrom 2009). Los ejemplos de éxito se producen en una gran variedad de esquemas de propiedad y de derechos de acceso a recursos comunes reconocidos localmente. Un ejemplo clásico son las casi 30,000 comunidades y ejidos en México, que aplican una variada “gama de sistemas de manejo de recursos naturales que son innovadores, sostenibles y adaptados al entorno local” (Alcorn y Toledo 1998: 224), pero también en otros países incluido Perú.

No todos los grupos locales con alto grado de autonomía, sin embargo, han tenido éxito para prevenir la sobre-explotación de sus bosques, pesquerías y otros recursos, como señala Ostrom (2011). En algunos casos las presiones externas (especialmente del mercado) son tan intensas y los procesos son tan rápidos que los grupos locales no tienen tiempo de reaccionar y los recursos son depredados hasta un punto virtualmente irreversible. Oportunas y pertinentes intervenciones externas (autoridades, organizaciones) pueden ayudar a tomar decisiones favorables al uso sostenible de recursos, como también malas intervenciones pueden impedir acuerdos positivos (cuando hay imposición de normas no aceptadas localmente, o desautorización de los acuerdos locales por parte de las autoridades). Concretamente, información relevante proveída por organizaciones o funcionarios con acceso a tecnología sobre la evolución de la condición de los recursos (¡y sobre el funcionamiento de los sistemas!) y puede ayudar a la toma de decisiones para prevenir escenarios negativos (Ostrom et al. 1999).

Las experiencias en Perú de gestión exitosa de recursos de la biodiversidad de libre acceso (recursos comunes) están generalmente asociadas con pequeñas comunidades rurales (amazónicas, costeñas y andinas) manejando territorios comunales (o públicos bajo cesión en uso, incluyendo secciones de áreas protegidas) o pesquerías bajo una serie de normas internas de uso de los recursos comunes (que regulan derechos y deberes de cada uno de los miembros) en un modelo de auto-gobernanza comunitaria, que incluye comunidades y federaciones a varios niveles de organización con capacidad de establecer normas –restricciones de uso- e incentivos; en la mayoría de los casos de éxito estas organizaciones locales están acompañadas por organizaciones externas y asociadas con áreas protegidas, donde hay una especial preocupación por la protección de la biodiversidad (Pinedo et al. 2002; Bodmer 2000). Ejemplos muy reconocidos incluyen la comunidad de Infierno, en Madre de Dios, y los de los grupos comunitarios de manejo, tanto en la Reserva Nacional Pacaya-Samiria, como en el Área de Conservación Regional Tamshiyacu-Tahuayo, en Loreto.

CONDICIONES PARA GESTIÓN EXITOSA DE LOS RECURSOS DE LA BIODIVERSIDAD

Aunque no existen panaceas para resolver el dilema del uso individual-cortoplacista vs. colectivo-sostenible de recursos comunes, las condiciones para que una experiencia de gestión de recursos comunes (ecosistemas terrestres y marinos) tenga éxito y sea sostenible incluyen, según Ostrom (2001):

a)     Que los grupos organizados tengan autonomía para establecer sus normas y no tengan actores externos presionándolos; idealmente, las normas establecidas localmente deben ser reconocidas mínimamente por las autoridades (locales, regionales o nacionales);
b)    Que la mayoría de los actores afectados participen en establecer y modificar las normas de uso de los recursos, para que sean más justas y efectivas;
c)     Que haya límites bien definidos: de los recursos, y de los actores con derecho a aprovecharlos (derechos claros);
d)    Que el aprovechamiento del recurso sea rentable para la gente (inversión en aplicación de reglas vs. beneficios), y que el recurso sea prominente (sea importante para la subsistencia de los actores locales);
e)     Que haya vigilancia (monitoreo) del cumplimiento de las normas y un sistema de sanciones graduales para quienes las violan, y cuando corresponda, un sistema de incentivos;
f)     Que las actividades de aprovechamiento de recursos, gobernanza, monitoreo, sanción de las normas, y resolución de conflictos se organicen en capas múltiples de organizaciones y empresas ‘anidadas’;
g)    Que haya espacios adecuados de resolución de conflictos;
h)     Que haya liderazgo local y experiencia previa con otros grupos organizados;
i)      Existencia de confianza mutua y comprensión compartida de cómo funciona el sistema de recursos; buenos niveles de comunicación entre usuarios.
j)      Los recursos involucrados, por su parte, deben ser predecibles, monitoreables a bajo costo, no estar sobre explotados a tal punto que no sea rentable su aprovechamiento, y localizados en un área relativamente manejable por los locales con la tecnología disponible.

Varias de estas variables pueden ser facilitadas por las organizaciones externas interesadas en mejorar la gestión de los recursos de la biodiversidad, incluyendo a las instituciones públicas. La experiencia en Amazonía peruana y otros lugares demuestra que las comunidades pueden controlar esas variables y mejorar substancialmente la gestión de los recursos de la biodiversidad con apoyo de organizaciones (Bodmer & Pezo 2001; Álvarez 2007).
Ostrom también precisa que estas experiencias de éxito son grandemente facilitadas por el esquema institucional más grande en el que se insertan, que puede proveer a las organizaciones locales con los siguientes elementos, que deben ser aportados con gran respeto por la autonomía local en la toma de decisiones:

a)     Información precisa sobre los sistemas de recursos y los beneficios de nuevas reglas/arreglos respecto a los antiguos;
b)    Facilitación de espacios de diálogo, resolución de conflictos y aprendizaje;
c)     Provisión de mecanismos que refuercen sus propios sistemas de monitoreo y sanción de infracciones (Ostrom 2011).

Estos esquemas obviamente funcionan con recursos valiosos y relativamente escasos, y cuando hay incentivos para la conservación, esto es, cuando hay una clara percepción por parte de los locales de que habrá un neto beneficio con el ‘cambio’, superior al costo de aplicar nuevas normas, organizarse y monitorear los recursos. Es el caso de muchos recursos de la biodiversidad cada vez más escasos en el Perú debido a la creciente presión sobre los mismos. En estos casos, se articulan y conjugan los intereses de más largo plazo (conservar la diversidad biológica) con de corto y mediano plazo (mejorar la economía y la seguridad alimentaria de las poblaciones rurales). Poblaciones locales ganando y conservando los recursos de la biodiversidad es un escenario posible y deseable para gran parte del territorio del Perú.

Conservación de paisajes y procesos y organizaciones ‘anidadas’

Debido a que en muchos de los casos la gestión de recursos comunes involucra áreas relativamente extensas, si se aplica un enfoque de manejo ecosistémico y –cuando sea el caso- de cuenca, se puede lograr objetivos ‘complementarios’ de conservación de comunidades y ecosistemas completos, incluyendo recursos de la biodiversidad sin valor económico actual pero de gran valor intrínseco para el país.

Para la gestión recursos comunes en grandes espacios (cuencas y subcuencas compartidas por múltiples grupos de actores)y procesos ecológicos (ciclos de agua y nutrientes, conectividad entre ecosistemas, migraciones estacionales de animales) se requiere el enfoque ecosistémico y de paisaje, y la intervención de niveles de organización más altos, incluyendo federaciones de comunidades a distintos niveles ‘anidados’, organizaciones regionales, organizaciones privadas –incluyendo empresas y ONG-, todos trabajando articuladamente con autoridades públicas (locales, regionales y nacionales), y siempre respetando el principio de subsidiariedad. Este enfoque es acorde con el derecho a la libre determinación de los pueblos, o de autodeterminación de los pueblos[2].

El fortalecimiento de modelos de gobernanza policéntrica contribuye significativamente a la prevención y resolución de conflictos relacionados con el uso de recursos naturales de uso común. Como Ostrom y sus colegas han demostrado, la complejidad de estos sistemas de gestión policéntrica no es sinónimo de caos, y es posible la gobernanza con niveles adecuados de cooperación y entendimiento común (Ostrom 1999; 2001). El respeto a la autogestión es uno de los reclamos más sentidos de los pueblos indígenas del Perú y del Mundo (DED 2005; AIDESEP 2007).

Para ello, conservar la diversidad institucional o capital social (relaciones compartidas, normas, conocimiento y comprensión local) es tan importante como conservar el capital natural, y de hecho, una condición en muchos casos para logar efectivamente la conservación de este capital. El control de los recursos por lejanos burócratas estatales con frecuencia produce un efecto peor que un débil control local (Ostrom et al. 1999; Tierney 2009).

PROPUESTA:
FORTALECIMIENTO DE LOS SISTEMAS DE AUTO-GOBERNANZA LOCAL – POLICÉNTRICA

Se propone impulsar y fortalecer la auto-gobernanza comunitaria (con enfoque ‘policéntrico’) de los recursos de la biodiversidad (especialmente bosques, pastos naturales y recursos acuáticos, tanto en aguas continentales como marino-costeras), en el marco del principio de subsidiariedad y la política de descentralización del Estado, y en un esquema institucional multinivel, que contribuye y complementa a las instituciones locales.
Esto contribuirá a mejorar la conservación de la diversidad biológica y la diversidad institucional vinculada con ella, al tiempo que ayudará a mitigar la pobreza, a mejorar la seguridad alimentaria y el bienestar de grandes sectores de poblaciones rurales en extrema pobreza, y a reducir la conflictividad social relacionada con el uso de recursos naturales de uso común.

Para ello, entre otras, se propone las siguientes acciones:

A nivel nacional:
·       Incluir en la Estrategia Nacional de Diversidad Biológica – ENDB en revisión el enfoque de auto-gobernanza y de “gestión policéntrica”, según los esquemas propuestos por Ostrom y otros estudiosos, para fortalecer la gestión local inclusiva de los recursos de la diversidad biológica.
·         Facilitar la inclusión de las siguientes acciones en la ENDB:
       ü  Promover reformas legales que favorezcan y reconozcan la competencia de los usuarios locales para organizarse y establecer al menos algunas de sus normas de uso de recursos de la biodiversidad (legitimación de normas locales);
    ü  Establecer sistemas de monitoreo para recopilar información relevante sobre los recursos y los usuarios, para incrementar el conocimiento y la comprensión sobre los sistemas;
      ü  Establecer mecanismos de resolución de conflictos accesibles y de bajo costo (Ostrom 2001: 17); en Perú pueden ser los jueces de paz. 
 ü  Establecer mecanismos para proteger la diversidad institucional vinculada con la diversidad biológica (relaciones compartidas, normas, conocimiento y comprensión local de los sistemas naturales y de los recursos de la biodiversidad)

A nivel regional y local:
·        Promover la inclusión en las Estrategias Regionales Diversidad Biológica – ERDB del enfoque de auto-gobernanzay de “gestión policéntrica”, de acuerdo con lo especificado más arriba.
·      Autoridades regionales deben promover la asignación de derechos claros de propiedad o uso sobre los recursos de libre acceso cuando esto sea pertinente  (a través de concesiones de diverso tipo, titulación de comunidades[3], etc.)
·         Autoridades regionales y locales deben fortalecer la auto-organización y la auto-gobernanza local de los recursos de la biodiversidad, a través del fortalecimiento de un ‘sistema de soporte macroinstitucional’, proporcionando:
       ü  Legitimación a las organizaciones locales y sus normas o acuerdos de uso de recursos, y apoyo para la aplicación de estos;
       ü  Asistencia técnica, y apoyo a las organizaciones locales para la elaboración y validación de sus normas internas de uso de recursos naturales.
       ü  Fortalecimiento de organizaciones locales de varios niveles (organizaciones indígenas, campesinas, de pescadores, etc.), capacitación de líderes locales, pasantías con experiencias exitosas de gestión de recursos; 
        ü  Información relevante, oportuna y precisa sobre los recursos, y sobre los resultados del manejo;
     ü  Facilitación de espacios de diálogo y resolución de conflictos por el uso de recursos, especialmente cuando hay diversos grupos de actores;
        ü  Asistencia legal y logística a grupos locales frente a agresiones externas;  
  ü  Apoyo a los sistemas de control, monitoreo y sanción de infractores (apoyo técnico y logístico).

Para el sector privado:
·  Incentivar a universidades y organizaciones privadas para que promuevan la investigación de las instituciones/organizaciones vinculadas con los casos de éxito en gestión de la diversidad biológica para replicarlos en otros lugares, así como con los casos de fracaso, para aprender de ellos.
·         Impulsar estudios sobre la diversidad institucional vinculada con la gestión de los recursos de la diversidad biológica (relaciones compartidas, normas, conocimiento y comprensión local sobre los sistemas de gestión y sobre los recursos de la biodiversidad).
·         Establecer incentivos para que empresas trabajen con comunidades locales y grupos locales de manejo en la gestión de recursos de la biodiversidad de uso público.
·         Organizaciones no gubernamentales también pueden ayudar a fortalecer la auto-organización y la gobernanza local, y a generar y difundir información relevante sobre los procesos y los recursos.


Referencias
AIDESEP. 2007. Agenda indígena amazónica. Manuscrito, Lima, 25 pp.
Alcorn, J. y V. Toledo. 1998. Resilient resource management in Mexico’s forest ecosystems: the contribution of property rights. En F. Berkes y C. Folke (eds.), Linking social and ecological systems: management practices and social mechanisms for building resilience, New York, Cambridge University Press, pp. 216-249.
Álvarez, J. 2007. Comunidades locales, conservación de la avifauna y de la biodiversidad en la Amazonía peruana. Rev. Peru. Biol. 14(1): 151-158.
Bodmer, R.E. 2000. Integrating hunting and protected areas in the Amazon. En N. Dunstone y A. Entwhistle (eds.). PP 277-290. Future Priorties for the Conservation of Mammals: Has the Panda had its Day? Cambridge University Press, UK.
Bodmer, R.E. & Pezo Lozano, E. 2001. Rural Development and Sustainable Wildlife Use in the Tropics. Conservation Biology, 15, 1163-1170.
DED – Servicio Alemán de Cooperación – Bolivia. 2005. Memoria Congreso Internacional de Autogestión Indígena. 14-15 de septiembre 2005, Santa Cruz, Bolivia. http://www.ibcperu.org/doc/isis/9336.pdfAcceso 15.07.12
De Soto, H. 2010. La Amazonía no es Avatar. El Comercio, Perú 05.06.2010.
Ostrom, E. 1999. Self-governance and Forest Resource. CIFOR Occacional Paper N° 20. Jakarta, Indonesia. http://www.cifor.org/publications/pdf_files/OccPapers/OP-20.pdfAcceso 16.07.12.
Ostrom, E. , J. Burger, C. B. Field, R. B. Norgaard & D. Plicansky. 1999. Revisiting the commons: local lessons, global challenges. Science 284: 278-282.
Ostrom, E. 2001. Reformulating the commons. En J. Burger, E. Ostrom, R. Norgaard , D. Policansky y B. Goldstein (eds.), Protecting the commons: a framework for resource management in the Americas, Washington, D. C., Island Press, 2001, pp. 17-41. 
Ostrom, E. 2009. Beyond Markets and States: Polycentric Governance of Complex Economic Systems.  Nobel Prize Lecture on 8 December 2009 at Aula Magna, Stockholm University. 
McGinnis, M. 1999. Polycentric Governance and Development. Readings from the Workshop in Political Theory and Policy Analysis. Michigan University Press. Ann Arbor.
Pinedo, D., P. M. Summers, R. C. Smith & A. Almeyda. 2002. "Manejo comunitario de recursos naturales como un proceso no lineal: un estudio de caso en la llanura de inundación de la Amazonia peruana". En El cuidado de los bienes comunes: gobierno y manejo de los lagos y bosques en la Amazonia. R. C. Smith & D. Pinedo, eds., pp. 185-225. Lima: Instituto del Bien Comun e Instituto de Estudios Peruanos.
Smith, D Ch. 2003. Los bienes comunes y su gestión comunitaria: conceptos y prácticas. Pp. 13-30 en D. Ch. Smith & D. Pinedo (Eds.). El cuidado de los bienes comunes. Gobierno y manejo de los lagos y los bosques en la Amazonía. Lima, Ed. IEP.
Tierney, J. 2009. The Non-Tragedy of the Commons. The New York Times, 12.07.2009.


[1] Ostrom y sus colegas definen los recursos comunes (common-pool resources) como aquellos en los que (i) la exclusión de los beneficiarios a través de medios físicos e institucionales es particularmente costosa; y (ii) la explotación por un usuario reduce la disponibilidad de recursos para otros; estos pueden darse en variados regímenes de propiedad (Ostrom et al. 1999).
[2] El derecho de libre determinación de los pueblos o derecho de autodeterminación es el derecho de un pueblo a decidir sus propias formas de gobierno, perseguir su desarrollo económico, social y cultural, y estructurarse libremente, sin injerencias externas y de acuerdo con el principio de igualdad. La libre determinación está recogida en algunos de los documentos internacionales más importantes, como la Carta de las Naciones Unidas, los Pactos Internacionales de Derechos Humanos, el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
[3] Se calcula que en la Amazonía hay más de 3 000 comunidades sin titulación de territorio, entre indígenas, mestizas y colonas. Esta situación de ausencia de derechos favorece sin duda la “tragedia de los bienes comunes” (De Soto 2010).

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